España en el Caribe

España en el Caribe
27 de febrero de 1844

Historia de Puerto Rico

Historia de Puerto Rico
Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico del 1898

Historia Dominicana

Historia Dominicana
16 de agosto de 1930 - 30 de mayo de 1961

Historia de Cuba

Historia de Cuba
1º de enero de 1959

TRUJILLO, BALAGUER Y LA IGLESIA CATÓLICA

jueves, 29 de mayo de 2014

Por Jesús Méndez Jiminián

“En general, los hombres juzgan  más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven.” ~ Nicolás Maquiavelo (1465-1527) 

A Matías Bosch, amigo y hermano de mil batallas

Antes de partir de visita a Washington, en diciembre de 1952, como embajador at large y embajador extraordinario ante la OEA, Rafael L. Trujillo tenía ciertas preocupaciones de carácter religioso y con alguna que otra doctrina política que estaba penetrando  al país.

Sin embargo, pese a que las relaciones de su régimen y la Iglesia Católica en general marchaban bien en esos momentos, había una marcada incidencia y auge de la religión protestante en el país y, a la par con ello, ciertos asomos del comunismo. Estos dos hechos, incluso, llamaron  poderosamente la atención de la jerarquía católica dominicana. Por ejemplo, el 21 de abril de 1952, monseñor Ricardo Pittini, a la sazón Arzobispo de Santo Domingo, le escribió a Trujillo una carta en la que, entre otras cosas, le señalaba lo siguiente: “Comprendemos…nuestro deber, no sólo religioso sino también patriótico, convencidos de que la disolución de nuestra Patria-decía Pittini- coincidiría con la disolución de la unidad católica. Con razón decía el Presidente Teodoro Roosevelt- agregaba- que para conquistar a Hispanoamérica había que conquistar antes su catolicismo. Con la misma razón, en un reciente Congreso Comunista en Chile se resolvió apoyar por todos los medios la difusión protestante que prepara y abona el terreno al marxismo”.  (p.252 en “La sumisión bien pagada. La Iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (1930-1961)”, Tomo I de José Luis Sáez, S.J., Archivo General de la Nación, Volumen LX, Editora Búho, Santo Domingo, 2008). 

Trujillo, Balaguer, Monseñor Pittini y Héctor Bienvenido Trujillo
Pero, pese a este mensaje de aviso, capcioso y detectivesco de monseñor Pattini, Trujillo estaba informado por otras vías de cuanto acontecía al respecto, y también en el litoral católico. Esto último queda claramente demostrado al leer tan sólo algunos párrafos del informe que le hiciera llegar a “Chapita” en fecha 23 de julio de 1952, el entonces Canciller de la República Virgilio Díaz Ordeñez, quien le escribe estas líneas: “Comunica nuestro Embajador ante la Santa Sede que en su jurisdicción cursan estudios actuales los señores presbítero José Salvador Fernández, presbítero Zenón Castillo y Roque Adames, los dos primeros sacerdotes y el último estudiante de teología en el Colegio Pío Latino, los cuales han observado siempre una buena conducta, tanto política como social” (p.253, Ob. cit.).

Pocos meses después a estos comentarios del Canciller Díaz Ordoñez, recibe Trujillo otra carta de monseñor Pittini alertándolo de la ‘infiltración protestante” en algunos hospitales del país: “Por hoy – le dice el religioso – me limito a la infiltración protestante en nuestros hospitales. He aquí algunos datos: En el Hospital Juan P. Pina de San Cristóbal, hay cinco enfermeras protestantes, radicalmente opuestas a lo católico. En el Hospital Padre Billini de esta ciudad – prosigue -, reciben sueldo del Estado diez enfermeras protestantes, unas evangélicas y otras adventistas. En el Hospital Salvador Gautier, el diez por ciento de los enfermos ha caído en las redes del protestantismo” (p.24, Ob. cit.). Y casi al final de la referida carta, le recuerda monseñor Pittini a Trujillo: “No debemos olvidar, querido Jefe, que es bien sabido que protestantes y comunistas van de bracete para desmoronar su odiado enemigo, el catolicismo”. (p.255).

El respaldo de Trujillo a la jerarquía católica del país, y viceversa, era absoluto. Una muestra fehaciente de ello lo explica su sobrino político y conspicuo trujillista el doctor Balaguer, quien en esos días ocupaba el cargo de Secretario de Estado de Educación, desde donde se había aprovechado para embarazar a varias profesoras, y en un discurso que pronunciara para dejar inaugurado el Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal, el 24 de octubre de 1952, día del cumpleaños de su Jefe, decía: “Trujillo ha sido el protector por excelencia de la Iglesia Católica. Como la obra del gran gobernante ha tendido a restablecer en toda su pureza la integridad de la soberanía nacional, menoscabada por diversos factores que han corrompido las bases de nuestra formación histórica, el apoyo a la Iglesia ha formado parte de una serie de reivindicaciones patrióticas emprendidas por el gran dominicano desde que asumió la responsabilidad de conducir los destinos nacionales. Después de haber dotado – agregaba – a la Iglesia de personalidad jurídica, Trujillo no ha cesado de reforzar en el país, con todo género de providencias, la acción del catolicismo que representa el sentimiento de casi la universalidad de la población dominicana”. (p.257, Ob. cit.).

Lo más relevante de este discurso de Balaguer aquel día, vendría luego con estas palabras: “Lo extraño es – decía  – que Trujillo ha hecho por la Iglesia, desde la rectoría de la vida nacional, lo que no hicieron Meriño ni monseñor Nouel cuando fueron Jefe de Estado. A ninguno de esos dos jerarcas católicos se les ocurrió siquiera dotar a la Iglesia, a su Iglesia, de personalidad jurídica, o poner en marcha providencias dirigidas a fomentar el amor a  la carrera eclesiástica entre la juventud dominicana… estaba reservada íntegramente a Trujillo la gloria de salvar la religión que fue, desde los orígenes de la nacionalidad, una de las columnas de la Patria”. (Ibid). ¡Sea usted el jurado amigo lector!.

Meses más tarde a estas alabanzas de Balaguer al “Jefe”, el 16 de julio de 1954, se lograba el Concordato entre la Santa Sede y el Estado dominicano rubricado en el Vaticano por monseñor Tardini, representando al Papa Pío XII, y el tirano Trujillo por la República Dominicana, que entre otras cosas, reconocía a la Iglesia Católica como “sociedad perfecta”, garantizándole en la República Dominicana, “su poder espiritual…así como el libre y público ejercicio del culto”. Trujillo llevó entre otros títulos durante su nefasta dictadura el de “Padre de la Patria Nueva”;  y Balaguer, mucho tiempo después del asesinato de su líder, el 30 de mayo de 1961, fue proclamado por el Congreso Nacional “Padre de la Democracia Dominicana”. ¡Cosas veredes Sancho!.

Jesús Méndez Jiminián

Santiago de los Caballeros, Rep. Dom.

20 de mayo del 2014.

CLAUDIO CAAMAÑO ACUSA A HERMAN DE TRAICION; DICE GENERAL RAMIRO MATOS DIRIGIO FUSILAMIENTO Y QUEMA DEL CADAVER DEL CORONEL CAAMANO

lunes, 5 de mayo de 2014

Claudio Caamaño
El combatiente constitucionalista y de playa Caracoles, Claudio Caamaño Grullón, dijo que la osamenta que se extrajo del cementerio de la avenida Máximo Gómez, en Santo Domingo, corresponde al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. Asimismo, aseguró que el INACIF es una institución oficial dirigida por una persona incapaz y mediocre, que ni siquiera médico forense es, sino un ingeniero de la base del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), lo que demuestra el gran desorden institucional por el que anda el país todavía.

En una extensa entrevista que Caamaño Grullón concedió este sábado al programa televisivo CULTURA Y SOCIEDAD que se transmite por VEGATEVE de 7 a 8 de la noche, y que conduce el ingeniero Jesús Méndez Jiminián, también tildó de traidor a su compañero de guerrilla en Caracoles, el ingeniero Hamlet Herman Pérez, por haber desertado y dejado a la suerte a sus compañeros sobrevivientes de Caracoles, en marzo de 1973.

Señaló, que Herman Pérez no solo cometió esta deslealtad, sino que tiempo después entregó su alma también a militares criminales y reaccionarios como es el caso del general Ramiro Matos González, a quien llevó al lugar donde fue sepultado el cadáver de uno de sus compañeros expedicionarios en la Cordillera Central.

Jesús Méndez Jiminián
Del general Ramiro Matos González, el comandante Caamaño Gullón recordó que este “asesino” fue el que ejecutó a Manolo Tavárez Justo y demás compañeros de lucha en las Manaclas, San José de las Matas, en diciembre de 1963, cuando estos se alzaron en armas por la reposición del gobierno constitucional que presidió el profesor Juan Bosch y que fue derrocado. De Ramiro Matos también dijo que participó cumpliendo órdenes de sus jefes militares, Milo Jiménez y Enrique Pérez y Pérez en la captura y posterior ejecución del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, al que luego de asesinarlo ordenó quemar su cadáver y enterrarlo en un lugar remoto, para que no se supiera jamás de sus restos.

Caamaño Grullón también acusó a los diferentes gobiernos que hemos tenido, incluidos los del PLD, de querer borrar del corazón del pueblo dominicano el heroísmo, la honradez y la valentía del Coronel Caamaño, del que dijo estuvo siempre a la altura de las circunstancias y entregó su vida en defensa de los mejores y más sanos intereses de la Patria.

Finalmente, indicó que por encima de todas las mezquindades de ciertos políticos e intelectuales, la guerra de Abril de 1965 jamás podrá ser borrada de las páginas de la historia dominicana, ya que es el acontecimiento más trascendental del siglo XX, y su líder Francisco Alberto Caamaño una de las figuras más grandes e importantes de ese periodo. 

HACE 49 AÑOS: BOSCH LLAMÓ A DEFENDER LA CONSTITUCIÓN DE 1963

Por Jesús Méndez Jiminian

“Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres, esos son los que se rebelaron con fuerza temible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro” . ~ José Martí


Juan Emilio Bosch Gaviño 
En los primeros días de mayo de 1965, el asistente personal del Presidente norteamericano  Lyndon B. Johnson, señor Abes Fortas, solicitó al derrocado Presidente dominicano, profesor Juan Bosch, en Puerto Rico, una declaración escrita en la que éste denunciara, en medio de la guerra patriótica de Abril de 1965, que él “reconocía el peligro de que los castro – comunistas se apoderasen del país”. Bosch se negó rotundamente a emitir tales pronunciamientos; y en cambio, hizo una declaración pública que ha quedado para la historia por su valiente contenido patriótico y como aleccionadora enseñanza política. Hoy queremos compartir con ustedes, amables lectores, esas declaraciones de Bosch hacen 49 años. 

 “Los infantes de marina de los Estados Unidos ocupan ahora el suelo sagrado de Juan Pablo Duarte, un hecho de fuerza ejercido por un país poderoso sobre una nación débil. Debemos enfrentarnos con él – dijo Bosch - , con los únicas armas que podemos levantar: la determinación de mantener sin desmayo el heroísmo, antiguo y silencioso de los que deben trabajar cada día en una tarea tal vez desprovista de gloria, pero con resultados significativos y ciertos de modo que, la ocupación militar no sea pronto más que un recuerdo en la conciencia dominicana. Es deber del pueblo dominicano y es obligación inexorable de las fuerzas constitucionalistas, evitar ante todo, que la ocupación militar llegue a ser permanente, y, por tanto evitar que se establezca un gobierno militar extranjero. Nuestro país debe tener un gobierno legítimo, que pueda tratar en nombre del pueblo, con los jefes políticos norteamericanos, más bien que con la OEA (…) Todo esto solo se puede conseguir por medio del respeto debido a la Constitución de 1963 (…). En una semana de grandeza trágica el pueblo dominicano demostró al mundo una capacidad de lucha que no es inferior a la de ningún otro país ni siquiera a la de los gigantes de la historia. Ahora tiene que  conseguir otro tipo de victoria (…). Nosotros, los dominicanos, debemos de mostrar al mundo, que sabemos gobernarnos con madurez, integridad, habilidad y patriotismo. Para conseguir esto, la primera cosa que debemos hacer es que no se oiga un solo disparo adicional, que las armas estén calladas y se oiga la voz del patriotismo. Como recuerdo venerado de aquellos que cayeron, unámonos en la tarea de levantar de nuevo la estatua de la Patria.


Juan Bosch, 3 de mayo de 1965, Puerto Rico”.