España en el Caribe

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Historia Dominicana

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Historia de Cuba

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1º de enero de 1959

MI “TÍO FRANCIS” CAAMAÑO

lunes, 20 de abril de 2015


Por Jesús Méndez Jiminián

“En esta hora dramática que vive la República, estoy consciente de que no hay ser humano capaz de resolver por sí solo los ingentes problemas que gravitan sobre el lamentable estado socio-económico de nuestra empobrecida República. Por tal motivo invito a todos los dominicanos, campesinos, obreros, estudiantes, profesionales, comerciantes, industriales y todas las clases de la comunidad dominicana a que cerremos una sola fila para probarle al mundo que no sólo hemos sabido luchar con las armas, sino que con honor y con dignidad reconstruiremos nuestra patria”. ~Coronel Francisco A. Caamaño Deñó

En la vida de cada ser humano se producen acontecimientos que resultan imborrables. Sólo el paso del tiempo es capaz de darles la dimensión justa y colocarlos en su verdadero sitial. En mi caso particular, voy a referirme, por ahora, sólo a uno que ha marcado mi rumbo: haber sabido a temprana edad de Francis Caamaño.

A menudo, siendo yo niño, mis padres, pero específicamente mi madre, me enviaba a Santo Domingo donde mis tíos Jacobo Moquete y Marcia Jiminián a pasar mis vacaciones escolares. Para mí aquello era como un bálsamo; llegar desde Santiago, mi ciudad natal, con aire de pueblo y vecindario familiar, a la cosmopolita ciudad de Santo Domingo, la “Atenas del Nuevo Mundo”, y hacer un recorrido por sus hermosos sitios históricos de más de 350 años de existencia entonces, y escuchar atentamente a mi tía Marcia hablarme de su historia, era como aprender de una verdadera cátedra después de yo haber pasado nueve largos meses en el mundo de la escolaridad.

La ubicación de la residencia de mis tíos por aquellos tiempos, era en la Santo Tomás de Aquino esquina Ramón Santana de la Ciudad Universitaria, exactamente donde en uno de sus apartamentos viviera en su época de estudiante universitario el gran líder revolucionario Manolo Tavárez Justo. Aquel apartamento de mis tíos, fue siempre hogar agradable de tertulias y encuentros de dirigentes políticos de izquierda, maestros, líderes estudiantiles, comunitarios y sindicales, y hasta refugio clandestino para algunos en la época de la funesta dictadura balaguerista (1966-1978). Contando yo entonces con nueve o diez años de edad, fui testigo de que mi tío Jacobo iba para Londres a realizar estudios especializados y estaba perfeccionando el inglés con clases particulares que una profesora iba a darle al apartamento. Escuchaba yo también entre mis tíos, en sus conversaciones a solas, que Francis Caamaño, el Coronel de Abril, estaba en funciones diplomáticas en la capital inglesa tras la Guerra de 1965, y que allá, además de ir a estudiar, mi tío Jacobo se encontraría con él. Recuerdo, como si fuera hoy, todo aquello, tan vivo y emocionante en mí. ¡Y todo fue así! Mi tía Marcia luego marchó a Londres a encontrarse con ellos.

Pero, no volví a escuchar más de Francis Caamaño hasta cuando vino al país, en la gloriosa expedición  que lideró desde Cuba, y entró por Caracoles en las costas de Azua junto a un pequeño grupo de revolucionarios,que venían a liberarnos de las injusticias del régimen dictatorial de Joaquín Balaguer, en 1973. Mayor fue en mi la desagradable sorpresa cuando en febrero de ese mismo año, contando yo con trece años de edad, me enteré por fuentes diversas, de que Francis Caamaño y casi todos sus camaradas de lucha revolucionaria habían caído en combate, o habían sido fusilados, después de ser algunos capturados vivos como fue su caso en particular. ¡Qué dolor tan grande fue todo aquello para mi, pues, él que tanto era mencionado en el hogar de mis tíos, se había convertido también en mi “Tío Francis”.

Pasaron los años, pocos por cierto, y en mi época de estudiante en la UASD, volví entonces al apartamento de mis tíos, encontrando yo allí, en su espaciosa sala-comedor, una litografía gigante del “Tío Francis” que adornaba sus paredes como un recuerdo eterno a su memoria, y la fe de que siempre él estará presente entre nosotros, y en nuestros corazones aún después de ser brutalmente fusilado en las montañas del sur por pusilánimes, que hoy se pasean como si nada por las calles de nuestro país. Recordaría al “Tío Francis” luego, cuando solía conversar largamente de forma amena y familiar con su pariente y acompañante fiel de sus luchas patrióticas Alejandro Deñó, el “Tío Chibú”. Aquellas agradables peroratas con “Tío Chibú”, en mi cuarto de estudiante, casi siempre giraban en torno a la figura procerade “Tío Francis”, de quien puedo decir que por él me convertí en dirigente estudiantil universitario y que hoy sigo sus huellas imborrables.

A cuarenta y un años de la muerte gloriosa de mi “Tío Francis”, y a 49 años de la epopeya de Abril en la que él emergió como un gigante, hoy, vienen a mi memoria aquellos entrañables recuerdos, que comparto con ustedes para que no queden en el olvido eterno de un pueblo con poca memoria histórica.

El ejemplo de “Tío Francis” de seguro, hoy más que nunca, habrá de señalar para siempre un mejor mañana  en la Patria de Duarte, aún ultrajada y saqueada por una “fábrica de ladrones” que no termina, y en donde no pocos han querido menoscabar la inmensa grandeza de aquel valeroso soldado de Abril, que se hizo más gigante aún al llegar por Caracoles, y subir por “las escarpadas montañas de Quisqueya”, para liberarnos de todas las miserias…

¡Loor siempre a “Tío Francis”, y con él a todos aquellos que han dado lo mejor de sí hasta ofrendar sus vidas, para un destino mejor de nuestro pueblo! Pues, como bien lo dijo José Martí: “Quien tenga Patria que la defienda. Y quien no la tenga, que la conquiste”.




4 de marzo de 2014.

North Bergen, Nueva Jersey, USA

EUSEBIO LEAL SPENGLER

domingo, 12 de abril de 2015

Por Jesús Méndez Jiminián

“La madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus males, es sobre todo lo demás, la propagación  de la cultura”.
José Martí (1853-1895)

Doctor Eusebio Leal Spengler 
El pueblo dominicano recibió por estos días a uno de los intelectuales y académicos más prestigiosos del continente americano. Fiel martiano. Defensor intransigente de la Revolución cubana liderada por Fidel Castro Ruz y continuada gallardamente por su hermano Raúl. Amante y trabajador incansable del patrimonio cubano. Voraz  lector y escritor de alto vuelo; amigo incondicional. Me refiero por si el titulo no lo ha distraído, amable lector, al doctor Eusebio Leal Spengler (1942).

Eusebio Leal Spengler es el Historiador de la Ciudad de La Habana, la capital cubana, labor a la que se ha entregado por décadas en cuerpo y alma. Muchas son las dependencias que están bajo sus desvelos en esta ciudad de sus amores y responsabilidades. A la par con ello, lleva sobre sus hombros otras tareas no menos importantes: Diputado a la Asamblea Nacional de Cuba, presidente de la Comisión de Monumentos de la Ciudad de La Habana, profesor de la Universidad de La Habana, entre otras muchas ocupaciones más, tanto académicas  como políticas y culturales.

Durante su visita al país a raíz de la conmemoración del 120 Aniversario de la firma del Manifiesto de Montecristi entre Gómez y Martí, Eusebio Leal recibió del pueblo dominicano que le quiere y admira, testimonios de singular aprecio, admiración y respeto por sus indiscutidos méditos que lo hacen ser un fiel exponente del pensamiento de Martí, el Héroe Nacional de Cuba y de Fidel el esclarecido y vertical revolucionario, ejemplo para toda Latinoamérica y el mundo por su valentía, honestidad, principios y eticidad  en la política.

Eusebio Leal Spengler fue investido
Eusebio Leal Spengler investido con el título de Doctor Honoris Causa 
con el título de Doctor Honoris Causa el pasado día  22 de marzo por la más vieja alta casa de estudios del Nuevo Mundo, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde en la ocasión dio sabias muestras de sus conocimientos ilimitados y proverbial oratoria.

El Senado de la República también le honró en su visita, lo mismo que la Academia Dominicana de la Historia que le acogió como Miembro, y todo el pueblo montecristeño.

Eusebio Leal Spengler es un digno representante no sólo de Cuba, sino de toda Latinoamérica, que le respeta y admira por su talento, humildad, y sobre todo, por su dedicación, empeño y sacrificio por hacer cada día más de la Revolución cubana un ejemplo y orgullo para nosotros.

¡Enhorabuena, ilustre amigo. Digno ejemplo de Céspedes, Martí, Gómez, Maceo y de todos los revolucionarios del mundo!

¡Tu ejemplo vive y vivirá por los siglos de los siglos!

Hasta la victoria siempre…!

El autor es escritor e historiador dominicano.
La Vega, República Dominicana.

3 de abril del 2015.