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PALABRAS DE RADHAMÉS GARCÍA GONZÁLEZ EN LA PUESTA EN CIRCULACIÓN DEL LIBRO “EL GOBIERNO CONSTITUCIONAL Y REVOLUCIONARIO DEL PRESIDENTE CAAMAÑO”

jueves, 6 de noviembre de 2014

Lic. Jesús Méndez Jiminián
Ing. Amado Padrón, presidente de la sociedad cultural Alianza Cibaeña
Señores de la Mesa Directiva
Amigos y amigas.

Nos complace  participar en la presentación del libro “El Gobierno Constitucional y Revolucionario  del Presidente Caamaño”, una  de las numerosas obras escritas  por el destacado investigador histórico  Jesús Méndez Jiminián.

Esta obra tiene una dedicatoria especial a una persona apreciada y admirada por la comunidad académica, el educador Jacobo Moquete, participante  en la  Revolución Democrática de 1965,  fundador del Movimiento Renovador de la UASD y actor fundamental en la apertura de la UASD en Santiago. Además, tío político del autor.

En la obra “El Gobierno Constitucional y Revolucionario del Presidente Caamaño”, Jesús Méndez Jiminián  continua sus reflexiones  sobre personajes  fundamentales de la historia de la República Dominicana y América.

En esta ocasión aborda el papel cardinal del héroe nacional Francisco  Alberto Caamaño Deñó  en el contexto de la Revolución Constitucionalista de 1965.

Su atención principal  se concentra en el gobierno  revolucionario  que encabezó el presidente constitucional  Caamaño, en cuatro meses “de arduo trabajo, intensas negociaciones y jornadas de mucho sacrificio”.

El Edificio Copello se convirtió en la sede del gobierno en armas del 4 de mayo,  hasta la mañana del  3 de septiembre de 1965.

Muchos se preguntan cómo fue posible resistir durante cuatro meses en un perímetro  tan pequeño de la ciudad  intramuros, sin armamentos  de igual calibre, al que tenían las fuerzas invasoras, sin una retaguardia, y con el control del resto del país por las llamadas fuerzas regulares del gobierno de reconstrucción del General Imbert.

Por eso el coronel Caamaño en su discurso de entrega de su mandato presidencial señaló “nunca tal vez en la vida de los dominicanos se había  luchado con tanta tenacidad  contra un enemigo tan superior  en número y en armas. Luchamos, sí, con bravura de leyenda, porque íbamos  desbrozando con la razón el camino de la historia.

No pudimos vencer, pero tampoco pudimos ser vencidos”.

Esta obra recoge las decisiones tomadas  en las  numerosas reuniones realizadas por el gobierno  constitucional del presidente Caamaño. La primera tuvo efecto el 5 de mayo del 1965 con la Comisión Especial de Ministros de Relaciones de la OEA,  donde se acuerda un “cese al fuego”.

Como consigna  Jesús Méndez periódicamente se dieron “otros encuentros que tuvieron como eje central el curso de la Guerra Patria”.

El historiador Jesús Méndez Jiminián
En un segundo encuentro del gobierno constitucional celebrado el 10 de junio de 1965 al que asistió  su gabinete, participaron también  los integrantes de la comisión ad-hoc de la OEA.

En esta reunión Caamaño  ratificó que su gobierno mostraba apego  irrestricto  a la Constitución de 1963. Además,  desmintió  con gallardía  una afirmación del embajador norteamericano  Bunker de que en el país existían dos grupos en pugna por la guerra.

El de Imbert es un grupo artificial que lucha contra el pueblo dijo Caamaño.

En su obra Jesús Méndez señala que “el tema de la figura que encabezaría el gobierno provisional vino a  acaparar la atención de los miembros del gobierno constitucional con la comisión ad-hoc de la OEA en la reunión del 1º de Julio del 1965”.

En  los dos meses anteriores, se estuvo barajando a Antonio Guzmán como esa figura, sin embargo, esta propuesta no progresó, en virtud  de que los norteamericanos condicionaban su apoyo a que tomara medidas indignas.

En esta  reunión del 1º de julio la comisión ad-hoc de la OEA propuso Héctor García-Godoy.

Se inició un largo, difícil e intenso debate sobre  esta propuesta. Varios miembros del gobierno  constitucional  se opusieron a Héctor García-Godoy, entre ellos Héctor Aristy y Jottin Cury.

Finalmente, con la no objeción del PRD Héctor García-Godoy es aceptado para  presidir  el Gobierno Provisional, con cuatro votos a favor, dos en contra y una abstención.

La votación fue de la siguiente forma:

Senado de la República
          Sí acepta (Casimiro Castro)

Cámara de Diputados
          Sí acepta (Cedeño Valdez)
Gabinete Ministerial
          Sí acepta (Ledesma Pérez)
Estado Mayor del Ejército
Se abstiene en razón de que no son deliberantes, y promete acatar lo que resuelva el Gobierno Constitucional.
Partido Revolucionario Dominicano
          No la objeta.
Partido Revolucionario Social Cristiano
          La rechaza
Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4)
          La rechaza

El Gobierno Constitucional y Revolucionario terminó el 3 de septiembre de 1965  cuando se entregaba la presidencia   al Doctor  Héctor García-Godoy para encabezar  un Gobierno Provisional.

Como consigna Méndez Jiminián,  el Acta de Reconciliación Dominicana  fue firmada el 31 de agosto de 1965  por  el presidente Caamaño y Héctor García-Godoy.

Esta Acta establecía entre otros aspectos:
-      Amnistía general para los militares por actos cometidos después del 23 de abril del 1965,  con excepción de delitos comunes, y
-      Elecciones  dentro de un plazo no menor de seis meses ni mayor de nueve.

En las históricas palabras de renuncia de Caamaño como presidente constitucional señaló: “porque me dio al pueblo el poder, al pueblo vengo a  devolver lo que le pertenece”.

Más adelante indicó “que esta sea la última vez en la historia que un gobierno legítimo tenga que abandonar el poder bajo la presión de fuerzas nacionales y extranjeras”.

Terminó sus palabras jurando  “luchar por la unión de todos los sectores patrióticos para hacer a nuestra nación plenamente libre, plenamente soberana, plenamente democrática”.

Tal como señala Jesús Méndez la Revolución constitucionalista de 1965 es el acontecimiento más importante del siglo XX.

 La historia es un producto del quehacer colectivo. Es obra de los pueblos que constituye la fuerza decisiva del desarrollo histórico.

La Revolución constitucionalista de abril de 1965  es una expresión  palpable de ello. Nunca en la historia,  la población había irrumpido en la escena pública de forma tan independiente de las élites  políticas tradicionales y de forma tan protagónica.

La guerra de abril,  es la culminación  de múltiples
“El Gobierno Constitucional y Revolucionario  del Presidente Caamaño”
contradicciones que se generaron en la sociedad dominicana desde muchos  años atrás, en particular  desde el ajusticiamiento de Trujillo, el 30 de mayo de 1961.

Su antecedente inmediato es el Golpe de Estado contra el profesor Juan Bosch, apoyado  por el gobierno de Estados Unidos,  según lo expresara el  propio Bosch.

Lo que empezó como una rebelión  militar se transformó en una gran insurrección popular y luego en una gran guerra patria contra los invasores norteamericanos. Se iniciaba una revolución democrática inspirada en la Constitución de 1963.

La consigna  de los constitucionalistas fue “retorno  a la constitucionalidad   sin elecciones”,  con dos figuras  claves: el coronel Fernández Domínguez, fundador del Movimiento Militar Constitucionalista y Francisco Alberto Caamaño Deñó,  gran líder de este proceso, y prócer nacional.

El pueblo en armas había vivido una experiencia inolvidable que dejaba muchas enseñanzas para el futuro. Había despegado una gran espiga: el coronel Caamaño que se había  convertido  en el líder de una gran  confluencia de fuerzas sociales y políticas, de una gran coalición democrática y patriótica.

A casi cincuenta años de aquella jornada patriótica, su ejemplo y sus enseñanzas  son fuente de inspiración para  las generaciones del presente que se esfuerzan por edificar una nación más justa, solidaria, democrática y soberana.

Forma parte de un largo recuento de resistencia y lucha de nuestro pueblo, que ha logrado importantes conquistas, pero que  muchas de ellas siguen pendientes de ser logradas.

El presente se construye con  importantes partículas del pasado.  Nunca fue más necesario  que hoy, la guerra contra el olvido.

Esa promoción deliberada del olvido por las élites dominantes, permitió que la impunidad dejara sin castigo ejemplar a los que torturaron, humillaron y asesinaron a los luchadores de la justicia y la libertad.

Obras como esta  de Jesús Méndez Jiminián, contribuyen a recuperar las herencias más positivas de nuestra historia.

A casi cincuenta años de aquella hazaña,  el sistema político acusa  un gran  deterioro moral e institucional.

La cultura política tradicional  está marcada por el clientelismo, la corrupción, la ausencia de un ideario político y de un proyecto de  país.

La República Dominicana es uno de los países  más  desiguales e inequitativos de América Latina y el Caribe.

La mayoría de la población  sigue ausente del bienestar material y espiritual y de la participación social y política.

Necesitamos una transición democrática. Recojamos el legado de los héroes de  abril del 1965 y construyamos una nueva República Dominicana. 

Alianza Cibaeña, Santiago

22 de Octubre de 2014