España en el Caribe

España en el Caribe
27 de febrero de 1844

Historia de Puerto Rico

Historia de Puerto Rico
Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico del 1898

Historia Dominicana

Historia Dominicana
16 de agosto de 1930 - 30 de mayo de 1961

Historia de Cuba

Historia de Cuba
1º de enero de 1959

PEDRO ECHEVARRIA LAZALA EN LA VEGA

martes, 1 de octubre de 2013

                                            
                                            Por Jesús Méndez Jiminián 


“Por eso la suerte ingrata
De la Patria no mejora
Porque muchos son ahora
Como don Martin Garata,
Que quieren meterse en plata
Ganando cuartos mansitos…”.
Juan Antonio Alix en “Los mangos bajitos”.

A Mariíta Jiminián, mi madre.

Antonia (Toñita) Jiminián, mi abuela
Cuando niño mi abuela materna me contaba historias, a su manera, de personajes folklóricos, de poetas, de músicos, de pintores, etc. de aquel Santiago de ayer. Más aún, desconocía yo porque nunca ella me lo dijo, de sus amoríos y vida sentimental con una de las más extraordinarias y cimeras figuras de la música dominicana y de toda Latinoamérica: Pedro Echevarría Lazala, a quien en mi familia materna le decían Pepé.

Fue mi madre quien, ya muerta mi abuela Toñita Jiminián, y siendo yo un mozalbete me hizo referencia al noviazgo de mi abuela con Pepé Echevarría Lazala, y me enseñó un retrato de él, que hoy conservo como una reliquia sagrada, que éste le dejara como recuerdo a mi abuela cuando él abandonó su natal Santiago de los Caballeros, para irse a sus andanzas musicales por el mundo.

Pedro Echevarría Lazala (Pepé)
De allá hasta acá, muchos años han transcurrido. Más en estos días ha venido de nuevo a mis recuerdos, y no sé por qué, la figura de Pepé a quien por su brillante talento musical llamaban El Ruiseñor Dominicano.

En su obra “Los Cien músicos del siglo XX, Rep. Dominicana”, Antonio Gómez Sotolongo nos dice que, Pedro Echevarría Lazala nació en Santiago de los Caballeros en 1894, en plena dictadura de Lilís, sin especificarnos el día y mes; y que, “Cuando contaba con muy pocos años de edad, guiado por el maestro José Oviedo, ya daba sus primeros pasos en la música. A los catorce años se presentó por primera vez en público – añade – y lo hizo en el Ateneo Amantes de la Luz (de Santiago de los Caballeros, n. de j.m.j.)”.

Todo lo anterior viene a significarnos el que Pepé Echevarría Lazala, era un niño precoz y dotado de talento poco común para la música. Y, aunque Gómez Sotolongo no lo dice en sus apuntes, sabemos que Pepé realizó sus estudios, incluido el bachillerato, en su Santiago querido y amado. Siendo muy joven, Pepé, se destacó como flautista de la Banda Municipal de Música hasta que logró abrirse pasos a nivel internacional, y marcharse a La Habana, Cuba, meca de la cultura y la música antillana, en los primeros lustros del siglo XX.

Instalado ya en La Habana, y no sabemos a través de quien llegó hasta allí, y con todo un mundo por delante, el joven Pepé logró formar parte de las más afamadas orquestas cubanas de la época. “Así, – señala Gómez Sotolongo –, tuvo la oportunidad de tocar bajo la conducción de destacados directores y de acompañar a las luminarias (del canto, n. de j.m.j.) que pasaban entonces por aquella codiciada plaza” habanera.

El prestigioso director de orquesta Leopold Stokowski
El Ruiseñor Dominicano, después de residir por unos años en La Habana, y luego de haber demostrado sus extraordinarios dotes como flautista, se marchó a México, luego a Puerto Rico, y finalmente a los Estados Unidos de América, donde permaneció hasta entrada la década de los años 30 del pasado siglo. En este último país, actuó en la Orquesta Sinfónica de Filadelfia bajo la conducción del afamado y legendario director inglés Leopold Anthony Stokowsky (1882-1977). En su andar por el mundo, Pepé Echevarría Lazala, también actuó como flautista en Colombia, Costa Rica, y Venezuela. ¡En todos estos países con un rotundo éxito!

Hoy, poco sabemos los dominicanos de los días de Pepé Echevarría Lazala al lado de Stokowsky, aquel brillante y genial director de orquestas, que después de debutar en París, en 1908, pasó a dirigir la Orquesta Sinfónica de Cincinnati (1908-1912), en Ohio, Estados Unidos; y que luego pasó a dirigir la de Filadelfia, de la que fue su director por espacio de 25 años y de la que fue integrante Pepé Echevarría Lazala. Además de director de orquesta, Stokowsky actuó en varias películas, como aquella  muy famosa, Fantasía de Disney… y fundó orquestas como la Sinfónica de Nueva York (1944), la Hollywood Bowl Sinphony (1945), entre otras.

Tras regresar a su Patria, la República Dominicana, a finales de los años ´30, Pepé se integró en pleno auge de la dictadura de Trujillo, a la afamada Orquesta de la Voz Dominicana, emisora que dirigía un hermano del dictador: Petán Trujillo. En esta orquesta, bajo la conducción del afamado director de origen italiano Roberto Caggiano, estuvo Pepé por varios años, al igual que en la Orquesta Sinfónica Nacional.  

Edificio del Casino Central de La Vega 
También en la era trujillista, Pepé Echevarría Lazala formó parte de la muy recordada Orquesta Sinfónica de la Compañía Anónima Tabacalera de Santiago, que estaba bajo la conducción de esa gloria de la música criolla, don Julio Alberto Hernández, compueblano suyo.    

A comienzos de la década de los años ´40, Pepé Echevarría Lazala, inició por varios pueblos de la República Dominicana, una gira artística. En La Vega Echevarría Lazala apareció por primera vez en concierto como solista, en los salones del famoso Casino Central vegano, en septiembre de 1940, hace ya 73 años.

En una breve reseña publicada por el desaparecido periódico “La Nación” de Santiago de los Caballeros, en fecha 12 de septiembre de 1940, aparece esta nota sobre la presencia sobre Pepé Echevarría Lazala en la ciudad de La Vega en su página 5: “Desde hace algunos días se encuentra en esta ciudad el aplaudido artista dominicano, don Pedro Echevarría Lazala, el Ruiseñor Dominicano, quien ofrecerá un concierto en los Salones del Casino Central el próximo sábado a las ocho de la noche, patrocinado por nuestro Primer Centro Social, por el Honorable Ayuntamiento y por intelectuales veganos. Un conjunto musical de la localidad prestará su cooperación al Ruiseñor Dominicano. Reina entusiasmo para asistir a este acto cultural”, terminaba aquella nota.

Por aquellos días en que Pepé Echevarría Lazala visitaba la ciudad de La Vega, se presentaban, además, dos destacadas figuras de la poesía antillana, ambos puertorriqueños: Carmen Alicia Cadilla y Mario Cox. Sus recitales poéticos tenían por escenario el teatro “La Progresista”, y llegaron a La Vega debido a gestiones realizadas por integrantes de una agrupación vegana denominada “Los Nuevos”.

En los recitales ofrecidos por Cadilla y Cox, actuaron además, dos destacados poetas veganos de la época: Rubén Suro y Luis Manuel Despradel. Cox ofrecía su primer recital de poesía negra en el país, y La Vega tuvo el privilegio de ser escenario de su primera presentación. En su repertorio, Cox incluyó poemas, tales como: “Son de máquina”, de Antonio de la Puente, “Romance de la niña negra” de Nicolás Guillén; “El Dios de la pobreza” de Rubén Suro y “¡Oh, Dios de los blancos!” de Guillermo Zendegui, entre otros. 

La presentación del Ruiseñor Dominicano, en La Vega, en los salones del Casino Central, Inc., fue un espectáculo magnífico. Toda la sociedad vegana acudió a su respaldo, que incluyó a las autoridades civiles, militares y religiosas de entonces: Lic. Juan José Sánchez, Procurador de la Corte de Apelación; Elías Brache Viñas, Gobernador; Monseñor Felipe E. Sanabia, Obispo de La Vega, entre otros.

El doctor Guido Despradel Batista (1909-1959), prestigioso médico vegano, antropólogo, historiador, músico, periodista y político entonces presidente de la entidad cultural “Amor al Estudio”, dio las palabras de bienvenida y presentó al Ruiseñor Dominicano a la sociedad vegana, para su concierto. Echevarría Lazala, en la flauta, estuvo acompañado por el profesor Pedro Echenique B., en el piano; por los flautistas veganos, doctores Mario E. Morillo, Guido Despradel Batista y Gustavo Ceara; y al piano también, por Enriquillo Sánchez.

Entre las piezas musicales presentadas por Echevarría Lazala a la concurrencia, la noche del jueves 16 de septiembre de 1940, figuraron: “Como un sueño”; el vals “Ilaila”; el Concierto de Kuhlau a cuatro flautas; “Gugú”, entre otras. El periódico santiagués “La Nación” reseñó aquel inolvidable concierto de Pepé Echevarría Lazala para la sociedad vegana, con estas emotivas palabras: “Tuvo efecto en los salones del Casino Central, Inc., el primer centro social de esta localidad, el anunciado concierto de don Pedro Echevarría Lazala, Ruiseñor Dominicano, dedicado a la sociedad vegana…”. Al término de cada pieza musical, dice el citado periódico santiagués, “la concurrencia tributó aplausos” en aquel inolvidable concierto, a Pepé Echevarría Lazala y acompañantes.

Casi dos años después de su presentación en La Vega, se funda en Santo Domingo, en 1942, el Conservatorio Nacional de Música al que se integra como profesor Pepé Echevarría Lazala. Allí enseña a los jóvenes a tocar flauta y a solfear por más de una década. La presencia de Pepé en los escenarios criollos tras la desaparición física de Trujillo es casi nula.

“El 29 de agosto de 1967, en la ciudad de Santo Domingo, falleció el ejemplar músico, dejándole a la posteridad, además de sus buenas enseñanzas y magníficas interpretaciones, una serie de canciones populares de la que se recuerdan su HIMNO A LA VERDAD y LA CASITA”, indica Gómez Sotolongo.

Pedro Echevarría Lazala, Pepé, dejó huellas profundas en la cultura dominicana, y sobre todo, en la música, por su talento y nobleza incomparable. Bien lo dijo José Martí, el Apóstol cubano: “La ley del talento como la de la dicha verdadera, es el desinterés”.
Santiago de los Caballeros
23 de septiembre de 2013.
 photo 5192bc56-2dce-4644-a635-d4f903f69689_zpsdc124814.jpg

0 comments:

Publicar un comentario